lunes, 7 de septiembre de 2009

bELLA incógnita.



Amanece en la ruta, sí le importa donde está, especialmente porque no lo sabe ni recuerda. Sólo conserva en los rincones de su memoria que alguna vez la conoció.
Ahora únicamente lo acompaña la tristeza de saber que está solo, ella lo abandonó y nunca más volverá. Él camina y camina, no existe otro impedimento más que las ganas de morir, las ganas de parar de una vez y volver a comenzar de nuevo. Se pregunta por qué ya no sonríe, todos ríen menos él, que es la excepción. Se pregunta por qué no siente, todos experimentan menos él, el deplorable hombre que merece compasión alguna.
Sólo persigue un exclusivo objetivo, único objetivo, la ansiada e inalcanzable. No come hace días, largos días; no tiene hambre.
Es sólo una sombra con forma humana, la nada en su máxima expresión, ajeno a todo no conoce, sólo recuerda lo irreconocible. Se sienta a esperar, inventa la idea de que quizá ella venga sola. El acertijo consiste en descifrar quién es ella?, en realidad, la verdadera pregunta es ¿cuántas formas y figuras puede adquirir ella? Infinitas curvas y rectas que traza la humanidad.
El indigente finalmente muere, se despierta de un corto sueño que denominaremos vida, un trayecto ya recorrido. Ahora sólo recuerda ese camino, lo vive desde la perspectiva del espectador. Solo se mira a si mismo. Comienza el aprendizaje, pues por primera vez siente, conoce, es todo TAN claro, no hace falta luz para observarlo con nitidez. Toda esa vida, todo ese sueño, se redujo a esperarla, se basó en esperarla, cuando ella nunca existió más que en los tormentos de su imaginación. Ël la creó, ignoró, olvidó y anheló. ¿Quién es ella? Aun no lo sabe pero está seguro que cada vez está más cerca..




No hay comentarios: